Evoluciones: cuentos, caprichos, bestiario, epitafios y obras paralelas

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Ed. Calleia, 1918 - Spanish literature - 253 pages
 

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Page 213 - RITMO ROTO HE perdido el ritmo y sólo veo fealdad: deshechas las arquitecturas; los colores sin separar; las palabras, vasos rotos, que cortan la verdad. He perdido el ritmo y sólo veo mi maldad. No entiendo mis palabras viejas ni tampoco lo que es suspirar. El bien se quebró en mi alma y no lo pegaré jamás. ¿Son los años?, ¡dime! Yo sólo supe meditar; y acaso, acaso se deforme el mundo con el pensar. ¡Dime! ¡Dime! ¿Dónde hallo el ritmo de dulce y hondo compás? ¿En el mundo de las...
Page 213 - ... rotos, que cortan la verdad. He perdido el ritmo y sólo veo mi maldad. No entiendo mis palabras viejas ni tampoco lo que es suspirar. El bien se quebró en mi alma y no lo pegaré jamás. ¿Son los años?, ¡dime! Yo sólo supe meditar; y acaso, acaso se deforme el mundo con el pensar. ¡Dime! ¡Dime! ¿Dónde hallo el ritmo de dulce y hondo compás? ¿En el mundo de las personas? ¿En la selva montaraz? ¿En el río, en el cielo? ¿En dónde? Dios me pudiera mandar un afinador, de su cielo,...
Page 11 - ... Divina Elisa, pues agora el cielo con inmortales pies pisas y mides, y su mudanza ves, estando queda, ¿por qué de mí te olvidas y no pides que se apresure el tiempo en que este velo rompa del cuerpo, y verme libre pueda, y en la tercera rueda contigo mano a mano busquemos otro llano, busquemos otros montes y otros ríos, otros valles floridos y sombríos, donde descanse y siempre pueda verte ante los ojos míos, sin miedo y sobresalto de perderte?
Page 227 - ... dulce y hondo compás? ¿En el mundo de las personas? ¿En la selva montaraz? ¿En el río, en el cielo? ¿En dónde? Dios me pudiera mandar un afinador, de su cielo, para este armonio que anda mal: que decae, disuena y chilla, y es la avellana de mi mal. Evoluciones, 1918. A DESTIEMPO Ya es tarde : Son de oro los picos de los árboles; acuden los vencejos; el silencio se expande; vienen los luceritos a ver al sol en balde. Ya es tarde : Se han perdido un ocaso admirable. ¡Pobres! Pobres luceros...
Page 215 - LA MEDITACIÓN Un cerco de finas púas ciñe toda meditación; cada entrada en el cercado es estría en el corazón, o cabello cano en el pelo, o en la frente duro tachón. Pero, ¿quién rehuye la entrada? ¿Quién se queda sin ver a Dios?
Page 119 - Nada más peripuesto y lindo que este cortesano: casquete de oro, pechera roja, casaca azul y larga cola, fina como un espadín damasquinado.
Page 159 - Es [el chumbo], indijcutiblemente, la fruta más sabrosa de toas. Yo, si tuviera dinero, jacía una fábrica de azuca sacándola del jigo chumbo. Pa mí que no hay otra fruta que dé más durce. La única contra que tiene son las pipas, que se le meten a uno en las muelas. Si no juera por eso, estoy seguro de que en el extranjero se vendía mejó que el aguacate y que la chirimoya 8.
Page 152 - La sierpe se^embobaría con un fonógrafo. La gata no sabría separarse de la alfombra. En las pocilgas no estarían mal unas bañeras. Ni unos urinarios en las cuadras. Al loro hay que ponerle un vasito con clara de huevo, para la voz, en la mesita de noche. Hay que buscarle una bufanda al avestruz ya la tortuga, un reloj.
Page 111 - ¡Lo recordáis bullicioso ? En cambio le recordáis cachazudo y pacífico, barbicano y con gafas. Lleva la paz consigo. Los melíficos ojos de la bestia endulzan el paisaje, la hora y las palabras del contemplador. Su larga y lenta cola impone compás a los objetos y seres que le rodean. Su boca es blancucha y blanducha, y mastica de lado para que la operación sea menos dura, más dulce. Cualquiera diría en esta mañana cruda que le están ardiendo las entrañas. Por este abundante vaho fue llamado...
Page 54 - Delgadina se asomó por una estrecha ventana, ya sus hermanas ha visto cosiendo ricas toallas. —Hermanas, si sois las mías; dadme un vasito de agua, • que tengo el corazón seco, ya Dios entrego mi alma. — Yo te la diera, mi vida, yo te la diera mi alma; mas, si padre Rey lo sabe, nos ha de matar a entrambas.

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